Las pruebas de evaluación que se diseñen deben evaluar si se han adquirido las competencias descritas, por ello, es recomendable que al describir las pruebas se indiquen las competencias y resultados de aprendizaje que se evalúan.
Considerando la evaluación como un proceso sistemático que realiza el profesor
para conocer, determinar o “medir” el grado en que los alumnos han logrado alcanzar los objetivos propuestos, se utilizarán instrumentos adecuados para realizar estas mediciones, bien de forma cuantitativa o cualitativa, estando adecuados a la realidad impuesta por
Centro Universitario.
Para realizar la evaluación de la materia de la forma más correcta, se desarrollará esta de forma continuada a lo largo de todo el curso académico, evaluándose tanto las aptitudes como las actitudes del alumnado.
La evaluación tendrá lugar de las siguientes formas:
1. En el ámbito cognoscitivo:
a. Evaluación teórica del periodo docente:
i. realizándose un examen cuatrimestral para valorar el conocimiento alcanzado
ii. y otro final.
b. Intervenciones en sesiones clínicas
2. En el ámbito psicomotriz:
a. Evaluación de las habilidades obtenidas durante la realización de las prácticas preclínicas, mediante un examen final práctico.
b. Evaluación de las habilidades obtenidas durante la realización de las prácticas clínicas, valorándose la consecución de las mismas y la actitud del alumno
3. En el ámbito afectivo
a. Puntualidad y asistencia a las lecciones magistrales, conferencias y casos clínicos
b. Presentación de trabajos y protocolos de actuación
Se han de evaluar cada una de estas fases para asegurarnos que el alumno ha adquirido, al menos, el mínimo de conocimientos que exige la fase próxima. Este sistema de evaluación no sería posible si al impartir la asignatura no se tuviera en cuenta un orden secuencial consecuente, por lo que la temporalización adquiere una gran relevancia compatible con el sistema de evaluación propuesto por el profesorado, de forma que las prácticas preclínicas se realizan conforme se imparte la teoría en que se basan y las prácticas clínicas se llevan a cabo cuando se han impartido los suficientes conocimientos teóricos y se han realizado las prácticas preclínicas necesarias.
3. En el ámbito afectivo
a. Puntualidad y asistencia a las lecciones magistrales, conferencias y casos clínicos
b. Presentación de trabajos y protocolos de actuación
Se han de evaluar cada una de estas fases para asegurarnos que el alumno ha adquirido, al menos, el mínimo de conocimientos que exige la fase próxima. Este sistema de evaluación no sería posible si al impartir la asignatura no se tuviera en cuenta un orden secuencial consecuente, por lo que la temporalización adquiere una gran relevancia compatible con el sistema de evaluación propuesto por el profesorado, de forma que las prácticas preclínicas se realizan conforme se imparte la teoría en que se basan y las prácticas clínicas se llevan a cabo cuando se han impartido los suficientes conocimientos teóricos y se han realizado las prácticas preclínicas necesarias.
Para aprobar la asignatura ha aprobarse tanto las prácticas como la teoría, según los criterios descritos anteriormente. Una vez superadas las dos partes y al final del periodo docente los profesores se reunirán y discutirán las evaluaciones de cada alumno, realizando la suma y media ponderada de las notas obtenidas y la evaluación de las habilidades clínicas y actitud, estableciendo una puntuación que representa la nota final según la siguiente baremación:
1. Nota de teoría: tendrá un valor del 70%
2. Nota de prácticas: tendrá un valor del 30%
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